ENZO A. BRIATORE

ENZO BRIATORE

NOMBRE COMPLETO: Lorenzo Augustine Briatore
APODO/S: Enzo
EDAD: 28 años
RAZA: Humano
BANDO: Neutral
OCUPACIÓN: Prototipo de mafioso
NACIONALIDAD: Italiana
ESTADO CIVIL: Viúdo
O. SEXUAL: Heterosexual
   

PODERES: ---
OTROS DATOS:
• Nunca ha disparado un arma, aunque se prepara mentalmente para ese momento, porque es consciente de que tarde o temprano tendrá que hacerlo. El mundo en el que se mueve es bastante peligroso y es un experto en ver únicamente por y para su culo.
• En una ocasión, cogió ladillas por culpa de una prostituta barata a la que se benefició. Cuando estaba en el hospital, le dijo a la enfermera que había cruzado ladillas con luciérnagas, que desconocía su utilidad, pero que por eso tenía los cojones como un árbol de Navidad.
• Nadie sabe quién es en realidad, su tapadera es la de rompecorazones italiano con mucho dinero que ha viajado a las Américas para vivir la buena vida, sin preocupaciones, sin ataduras y con mucho tiempo libre.
   

HISTORIA Y/O PERSONALIDAD:
El Egoísmo Razonable, la necesidad de pensar de vez en cuando en uno mismo para conseguir el equilibrio personal. La necesidad de hacerte valer para que los demás te valoren, de tener la valentía de mostrar tus sentimientos sin juzgar y sin miedo a ser juzgado, de defender cómo de verdad es uno por encima de lo que piensen los demás. La necesidad de ser simplemente feliz sin dar explicaciones a nadie, sean cuáles sean las consecuencias. Enzo no es partidario del egoísmo razonable, sino del egoísmo a secas. Poco se sabe de su vida antes de su sonada boda con una de las adineradas con mejor reputación de Verona. Algunos dicen que provenía de los barrios bajos de Palermo, incluso que se crió entre las tierras de Siena. Otros dicen que es un cazafortunas desde que nació y que sólo vive por y para el dinero. Lo cierto es que ambas teorías son ciertas. Los primeros años de la vida de Enzo se sitúan en Palermo, en el seno de una familia inmiscuída en una de las mafias italianas más poderosas de la época. Con un apellido como el suyo a sus espaldas y siendo el único hijo de una madre a la que habían diagnosticado estéril, su mísero destino le llevó a vivir entre cerdos y vacas en una granja alejada de la mano de Dios. Se crió con una familia humilde, deseando tener todo aquello que la vida le había negado: dinero, posición social y poder. Aspiraba a llegar tan alto que le daba igual sentir vértigo en el proceso. Superficial, carismático y manipulador, traía a las personas que le rodeaban exactamente por dónde él quería. No sentía ni padecía, era como un gran iceberg que no mostraba sentimiento alguno. Se sabe que se escapó de esa casa cuando tenía 13 años para viajar a Verona, dónde se convirtió en un delincuente juvenil que no hacía más que escapar de la justicia, lo cuál le resultaba prácticamente increíble, teniendo en cuenta que todos sus colegas habían caído presos de ella. Nunca llegaron a cogerle, y a pesar de que no lo sabe, su verdadera familia tuvo mucho que ver con eso. Su golpe de suerte llegó al cumplir los 18 años, cuando conoció a una de las viúdas más ricas del panorama social, la señora Lorenzetti. La cameló cuántas veces pudo, consiguió llevarla a la cama y fue entonces cuando la tuvo en su mano. Lo suyo fue una boda express, Enzo quería toda su fortuna y no paró hasta conseguirla. Parece que tras la boda todo fue viento en popa para él, ya que sus propósitos se fueron cumpliendo uno a uno. Sin embargo, para silenciar todos los rumores que corrían sobre su matrimonio, se vio en la obligación de dejarla embarazada. La situación se le estaba escapando de las manos al comprobar que esa barriga crecía cada vez más, que el tiempo se le agotaba y que con él también se agotaban sus opciones. Una noche, mientras ahogaba su desesperación en alcohol en la barra de un bar, entraron en su casa y mataron a su mujer. Le asestaron dos puñaladas, una en el pecho y otra en el vientre. Como era de esperar, los agentes lo señalaron como autor del crímen, aunque no tenían pruebas contra él y su coartada era segura y con testigos que podían certificar que no se encontraba en su casa esa noche. La familia Lorenzetti, a pesar de todo, se volvió contra él. Fue por ese entonces cuando tuvo el primer contacto con el señor Briatore, su abuelo y cabeza en la sombra de la mafia a la que pertenecía su familia. Siendo informado de sus verdaderos orígenes, tomó su apellido y vivió durante un par de años bajo la custodia de ese hombre. Las cosas se calmaron cuando arrestaron al asesino de su mujer y su hijo a las afueras de Verona, condenándolo a la pena de muerte por dos homicidos en primer grado. Enzo, libre de todo cargo y acusación, vio su vida establecida finalmente en Palermo. Sus buenas dotes en el manejo de la droga incrementaron el ego de su abuelo, quién terminó encariñándose de su nieto. Tuvo que demostrar durante un par de años más que estaba capacitado para manejar el negocio a escala internacional, manejando las transacciones que tienen lugar entre EE.UU. e Italia. Fue así como llegó a San Francisco, ciudad desde la que controla el negocio que le ha abierto las puertas a la vida que él tanto deseaba.
   

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